Rotundo fracaso de
" Txuletón de Eibar "












Se había informado de lo que realmente ocurría. Sabía que los Sindicatos llevaban más de diez años reclamando que se implantara el frenado automático (Euroloop) en los metros finales antes de las toperas. Pero ocurrió aquello que muchos temían, y que nadie lo hubiera deseado. Un compañero perdió la vida en un desgraciado accidente. Lezama. Maldito recuerdo.

Se informó de lo que realmente ocurría. De la rabia de los compañeros, de las reuniones en el local del Comité, del mañana... jornada de duelo, de la actuación de su director allí presente, de las declaraciones del portavoz de la empresa en la radio. Una hora, dos horas o todo el día, era el duelo por Josemari.

Despertó político, responsable institucional, y recordó que se debía a su puesto. El duelo estaba resultando larguísimo, y el se debía a los ciudadanos. No podía centrar la atención en la falta de esa medida de seguridad y hacerles conscientes que un accidente parecido les podría haber afectado a ellos. Y que el problema no era por falta de dinero, o por imposibilidad técnica sino por falta de voluntad. Y la voluntad, maldita sea, dependía de ellos. Y ellos dependían de los ciudadanos, de sus votos.

Tenía que lidiar la situación, se puso el traje luces, podía ser su tarde, "...dejadme zolo...".

Movilizó su prensa, sus radios y televisiones. " Del accidente informad lo justo, la hora, los afectados, algún dato del fallecido, etc. Del frenado automático y medidas de seguridad, ni mención.  Aquí lo realmente importante es que 100.000 ciudadanos se han quedado sin medio de transporte, si podeis engordar la cifra mejor, y que yo, el gran Iñaki, "Txuletón de Eibar" me voy a encargar de darles la estocada a unos que les tengo ganas ".

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Casi dos años iba durando la Corrida. Se percibía la tensión y la sangre en las miradas. En los trajes de luces se reflejaban las miserias de la "Fiesta". La grave figura del maestro y el filo de su espada imponían. El miedo era parte del espectáculo. Y temblaban los cuartos traseros.
Aquellos que eran afines al difunto, y que por eso de las novedades técnicas fueron los únicos en dar el aviso del duelo, se encontraban ahora detrás de la barrera, y dando olés al maestro.
Otros, que  advertían que sus orejas y rabos no era del gusto de" Txuletón " se retiraban a toriles a cambio de firmar su apoyo a la "Fiesta", pero no con la tinta de su sangre sino con la de su vergüenza.

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Y quedaron los que quedaron. No es que fueran de un temple especial, simplemente que conocían el significado de la palabra " dignidad ". Y sentían el calor de los suyos, de la mayoría y eso les mantenía fuertes o por lo menos en apariencia. Detestaban toda aquella parafernalia, las sangrantes banderillas rojigualdas y los sudores frios del maestro. No le iban a hacer el juego a aquel fantoche, su deseada tarde de gloria se debería convertir en tarde para olvidar, y los pocos espectadores, que eran todos de su cuadrilla, se iban a tragar sus olés con clarines incluidos.
                                                 
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Y se hizo un denso silencio. El Presidente blandiendo su pañuelo, anunciaba el fin del espectáculo. "Por falta de las debidas medidas de seguridad". Se suspendían la farsa y el lucimiento.
Para el maestro suponía un fracaso ya que dudaba que tuviese una otra oportunidad. Como mal menor, a los suyos los mantenía en la Fiesta, con el empacho de sus olés pero esta vez en mejor asiento.
Y para otros supuso DIGNIDAD, y alivio, por qué no decirlo ?


Chopera, julio de 2011.